Internet ha cambiado las reglas del juego. En muchos aspectos o nos podríamos atrever a decir que en casi todos. Ha creado un nuevo contexto en el que poder realizar compras, socializarse o aprender, como si de un centro cultural, comercial y social se tratase.
La oferta en cualquier materia es tal en esta gran plaza que muchas personas deciden contratar el servicio de consultores SEO para posicionarse y tener mayor repercusión y visibilidad.
¿Posicionarse? ¿En dónde? ¿Qué es esto?
La democratización de internet y la digitalización de muchos negocios ha traído consigo también la modificación de lo que se entendía como marketing.
Las cuatro P famosas (product, prize, placement, promotion) siguen existiendo, pero se han visto alteradas por un universo difuso, en continuo cambio y una competencia feroz, por distintos motivos:
- Internet rompe las barreras. El usuario o cliente potencial tiene un abanico ingente de posibilidades para poder comparar entre un producto y otro – de hecho, existen comparadores que lo hacen automáticamente, según unos criterios establecidos, sin que el usuario no tenga que hacer más que darle al clic de “compara”.
- Mayor acceso de información, mayor probabilidad de encontrar un precio competente. El uso de los comparadores podríamos decir que es definitivo porque consigue poder encontrar la mejor propuesta de calidad – precio que exista.
- La publicidad y la promoción se miden con Google. Este gigante es quien decide qué entra y qué no. Adelantarse a sus algoritmos es el sueño de todo negocio. Google ha cambiado considerablemente la manera de promocionarse, surgiendo ese nuevo vocablo que se llama posicionamiento y diferenciándolo entre posicionamiento orgánico o posicionamiento inorgánico.
Uno y otro no son más que el puesto que ocupa el producto o servicio en gran buscador de Google. La realidad es que, antes de llegar a ese comparador al que hacíamos referencia más arriba, los usuarios suelen, primero, teclear en google.
Si buscamos por ejemplo entregar unas flores en Barcelona, lo más común es que se teclee “tienda flores Barcelona”. Ahí aparecerán una multitud de webs que atienden a esa descripción y el orden, normalmente, marcará las posibilidades de que el usuario haga clic y pueda realizar la comprar o el encargo.
De entre esas webs que han surgido, habría que diferenciar las que aparecen como anuncio – y por tanto tienen un posicionamiento inorgánico porque es pagado – y las que aparecen sin anuncio – es decir que tienen un posicionamiento natural.
¿Qué elegir?
No hay una fórmula mágica, pero lo que está claro es que el posicionamiento orgánico siempre va a ser más práctico porque llevará consigo una mayor calidad en la web y en la disposición del producto.
Aparecer en los primeros puestos de Google no es una tarea fácil. Es importante informarse bien de algunos temas a tener en cuenta, tan importantes como la calidad de los textos de la web, el uso de recursos negritas, cursiva o título u otros aspectos más técnicos como la velocidad de carga de la página.
Cuanto mejor se identifique la web de venta de flores en Barcelona con su actividad, mejor posicionada estará. Igualmente, también es interesante generar contenido que apunte al site para generar visitas y movimiento.
De una manera u otra, sea por posicionamiento orgánico o inorgánico, la web siempre tiene que estar impecable. Como una casa que espera visitas.
Por su parte, el posicionamiento inorgánico o pagado se hace a través de campañas de anuncios con Google a través de la puja de palabras clave. Es lo que se conoce como Google Adwords.
La tienda de flores de Barcelona pujará contra otras tiendas de flores de Barcelona para aparecer cuando los usuarios introduzcan estas u otras palabras clave. Un funcionamiento que, a priori, podría parecer sencillo, no lo es en absoluto. Por eso se recomienda que se cuente con consultores SEM que puedan asesorar debidamente sobre la eficiencia de las campañas, ya que no se trata de pujar más dinero sino de hacerlo con criterio.
Google Adwords elabora automáticamente una serie de informes de comportamiento del usuario sobre las palabras más buscadas, las horas, los días, el lugar de conexión, etc. Un sinfín de variables que conviene estudiar bien para poder afinar lo más posible la campaña para que tenga el éxito que se espera.
También hay que tener en cuenta si merece la pena hacer la campaña misma. Es decir, el grado de conversión en compras y/o encargos que se hacen efectivamente a través de los anuncios de Adwords.
Esto es porque no todos los productos se venden de igual manera en Google. Probablemente las flores sí lo hagan, pero quizá no lo haga una caldera industrial.
Como sucedía en la promoción de antes de la era de la digitalización, conocer al cliente es fundamental. Esto no se debe olvidar en ningún caso. Hay que saber dónde encontrarlo, qué necesita, cuándo y cómo.