Nos hemos decidido. Conocemos a alguien que sale al monte a hacer senderismo y nos ha despertado el gusanillo de las caminatas. Nos apetece abandonar el asfalto y las aceras durante unas horas, y disfrutar del bosque, la montaña o los ríos que abundan en nuestra orografía. Pero… ¿qué calzado me pongo?
Para nosotros, el calzado es la parte más importante del equipamiento, por eso vamos a intentar darte algunos consejos para que encuentres tu calzado ideal. Caminar con seguridad y con comodidad nos ayudará a disfrutar de los caminos y nos evitará algún que otro disgusto en forma de resbalón, torcedura de tobillo, rozaduras o ampollas.
Como primer consejo, no recomendamos utilizar zapatillas deportivas. Debido a su aparente comodidad, es una tentación que todos hemos tenido, pero no tienen una buena sujeción en el tobillo y las suelas no están preparadas para los tipos de terreno que nos vamos a encontrar.
Hay dos tipos de calzado básico, las botas y las zapatillas de senderismo. La elección de uno u otro tipo es muy personal, y depende tanto de la estación del año (ir con botas en verano nos cocerá los pies), como del gusto de cada uno. Las dos opciones son válidas, si cumplen unas premisas básicas:
- Deben tener la suela de material antideslizante y con un dibujo profundo que nos ofrezca un agarre adecuado. Vibram es la marca de referencia en estos casos, pero hay muchas otras, y cada vez más marcas están desarrollando sus propias suelas.
- El empeine, mejor de material transpirable e impermeable. De nuevo, a todos nos suena la marca Gore-Tex, pero hay otras. En las botas, es fácil encontrar modelos con empeine de piel. Son más resistentes que los tejidos, pero también más pesadas y requieren más cuidados.
- La puntera reforzada marca la diferencia entre un tropezón sin consecuencias o terminar la caminata con las uñas negras y los dedos doloridos.
- Buena sujeción y ajuste del talón, para evitar rozaduras. Una pequeña rozadura o una ampolla nos pueden arruinar el día.
- Plantilla interior de gel o espuma que sea capaz de absorber los impactos que se producen cuando caminamos, sobre todo en el talón.
- Orificios para cordones suficientes que nos permitan ajustar la sujeción del empeine, para que el pie no se deslice dentro del zapato al caminar.
- Como norma general, comprar siempre un número más del calzado que utilizamos habitualmente. En las rutas solemos llevar calcetines algo más gruesos, con zonas de compresión, y después de unas horas caminando, el pie siempre puede hinchar un poco. Un zapato que nos apriete en estas condiciones nos hará sufrir mucho durante nuestra actividad.
- Un último consejo: no escatimes en precio del calzado. Intenta comprar siempre la mejor calidad que te puedas permitir dentro de tu presupuesto. Un calzado de calidad nos garantiza una experiencia agradable y nos durará mucho tiempo.
Esperamos haber resuelto alguna de tus dudas, y si tienes alguna otra, consúltanos, estaremos encantados de ayudarte.